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lunes, 25 de octubre de 2010

Homenaje al Veco VILLEGAS - Por Marcelo LOFFREDA


“El rugby no es un fin en sí mismo sino un medio:

Un medio para disfrutar.

Un medio para educar y educarse.

Un medio para relacionarse”.

Palabras que me quedaron grabadas y que se hicieron carne no sólo en mí, sino en todas las personas que tuvieron la oportunidad de compartir años, meses, días e inclusive sólo horas con el Veco.Eso decía el Veco respecto al rugby y así era también como lo vivía. Porque, entre un sinnúmero de virtudes que tenía, la de ser consecuente con lo que pensaba, decía y actuaba, era otra de ellas.

Si había algo sorprendente en el Veco, era que siempre, absolutamente siempre, cuando hablaba, estabas atento, te “enganchaba”. Tenía la capacidad o el don de la palabra, lo que le permitía poder transmitir sus pensamientos o conceptos con facilidad y claridad, de manera simple y comprensible, pero al mismo tiempo con seguridad y firmeza. Era un placer escucharlo.

Su vida fue, según mi visión, un ejemplo de humildad, de amor y de pasión. De humildad porque nunca fue atrapado por el exitismo, ni por la tentación de creerse más de lo que realmente era. Perfil bajo, palabras reflexivas y tono siempre medido. Esa fue siempre una constante en su vida. De amor a su familia, a Maricha y a sus hijos (Mercedes, Santiago, Joaquín y Francisco), a su primer club, Liceo Militar, donde se inició en este juego y conoció a Catamarca Ocampo, y a su club adoptivo, el SIC. De pasión por el rugby, un deporte que como jugador no se había llegado a destacar demasiado, pero que como entrenador, coach, educador e inclusive maestro, llegó a sorprender y llamar la atención del mundo entero, en épocas donde la Argentina era sólo una mancha en el mapa rugbístico internacional, cuando lo invitaron a dar una conferencia sobre el juego en Gales.

Estudioso, sistemático, detallista, analítico y disciplinado, eran algunas de las características que lo hacían sobresalir como entrenador, pero lo que lo hacía aún más notable eran sus valores humanos.

Honestidad, solidaridad y respeto fueron una constante en su, lamentablemente, corta vida.

Junto a Emilio (Gringo) Perasso formaron una dupla excepcional en términos de continuidad y éxito deportivo entrenando a la Primera División del SIC durante muchos años y al Seleccionado Argentino. Pero todavía, mucho más valioso en términos humanos, ambos utilizaron el respeto como premisa básica ante todo.

El SIC basa su filosofía y sus principios, en experiencia e historia, en enseñanzas y ejemplos. Si hay alguien que ha contribuído enormemente a construir esta concepción de lo que es para nosotros una forma de vivir, ese ha sido el Veco.

(*) Marcelo LOFFREDA - Dirigido por el Veco en el SIC desde 1977 hasta 1988.

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