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lunes, 21 de marzo de 2011

Volver al futuro


Dejamos de jugar al rugby por diversos y variados motivos, algunos fuimos entrenadores, referees, dirigentes, seguimos junto al alambrado del club que se ha solidificado con el tiempo y por la presencia felíz de quienes les enseñamos los primeros pases y de nuestros propios hijos, que han fortalecido y ensanchado una idea que no descansa. Se nos cae la baba al ver a los nietos con una camiseta querida y una pelota en la mano. Manuel Arrías
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Yo dejé de jugar hace mucho, ya era grande, pero estaba en plenitud, pero mi profesión me dijo basta y lo tuve que aceptar. Era lo mejor para todos.

Ya consolidado, seguí como entrenador de muchas divisiones, creo que todas en el club, y por mas de veinte años estuve a cargo de la superior. En su ínterin fu referee cuando éramos muy pocos en la zona y dirigente a la vez cada vez que hubo necesidad.

Vi crecer a mis hijos, hoy dirigentes y/o entrenadores, vistiendo la misma camiseta que hoy llevan mi nietos más grandes que ya despuntan lo que sin duda les será un “vicio” que no se deja.Estanislao (casi 9 años), hace ya cuatro que agarra la pelota, pasa y tacklea; Iñaki que esta en los albores de los 6, ya se calzan la verde (juega básquet en Ciclista, ja) y veremos si este año entra a una cancha; Evaristo (4) y Faustino (3) también dicen que juegan, aunque por ahora se divierten con vueltas carneros, carreras y demás. No pierdo la esperanza de ver con la verde en el hockey a Manuela (6), María Victoria (4) y Delfina (3) y aCamila que esta por llegar.

Todo lo que quiero para ellos, jueguen como jueguen, lleguen adonde lleguen, es que sepan que el rugby es una forma de vida, que deben quererlo respetando al amigo adversario. Es rugby es solidaridad, amistad, respeto, educación y diversión.

Mucho se preguntan los porque de seguir junto al rugby y esta es una de las razones, más allá que como dije antes es un “vicio” que no se va.

Los “bajitos” empiezan a jugar partidos en esta temporada y será hermoso verlos corretear tras una pelota que pica para donde quiere, deberán entender que para avanzar hay que pasarla para atrás y que al amigo adversario (nunca rival) hay que detenerlo con armas nobles y leales. Verlos correr con una pelota ovalada, me pone a mi en la cancha. Es la ley de la vida y también un volver al futuro.

Todos los abuelos rugbiers seguramente estarán pensando lo mismo, en todas las canchas en donde un pequeño pichon de jugador porte o patee una pelota.