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miércoles, 8 de diciembre de 2010

El Rugby como Escuela de Vida - Por Julio Molina


Todos los deportes son importantes elementos educadores y transmisores de valores humanos y sociales que influyen positivamente en todos los que lo practican, sobre todo en los jóvenes que están en una etapa formativa y asimilan con gran facilidad todos los códigos y reglas que se les muestra.
Nosotros creemos que el rugby es un deporte formador, una escuela de vida. Por las características de nuestro juego se promueve la solidaridad, el espíritu de grupo, el trabajo en equipo y los golpes recibidos en la cancha nos van demostrando de a poco que el individualismo no sirve, no nos ayuda. Nuestro deporte es un deporte de equipo, un deporte de amigos, el grupo es lo importante, nuestras ansias individuales pasan a segundo plano.
Los veteranos lo tenemos muy claro y promovemos y apoyamos el rugby porque consideramos que nuestro deporte transmite valores de gran importancia social.
El rugby es un simulacro de lucha que impone a sus practicantes la honestidad y el acatamiento de las reglas, el trabajo en equipo y la solidaridad, el esfuerzo y la perseverancia para superar las adversidades y nuestras propias limitaciones, la lealtad y el respeto al adversario, que son iguales a nosotros, amigos que visten otra camiseta para posibilitar el juego y la diversión, y a aceptar las decisiones de los árbitros que desde dentro y fuera de la cancha se esfuerzan colaborando para que el partido sea leal y divertido.
Todo esto lo hemos querido transmitir en esta poesía:

El rugby es un juego de equipo y un juego de amigos.
En él somos quince con una pelota,
otros quince son nuestros adversarios
y se suman tres que, con pito y banderas,
transpiran corriendo para controlarnos.

El rugby es un juego con un objetivo:
apoyar la guinda en el ingoal contrario.
Pero no es un fracaso si no lo logramos,
a veces se puede y otras no se puede...
El rugby es fracaso si no hay lealtad...
El rugby es fracaso si no hay amistad...
El rugby es fracaso si no hay diversión...
El rugby es fracaso si no hay enseñanzas
para los que miran desde los tablones.
El rugby es escuela y en ella aprendemos
a luchar de frente y soportar dolores,
conocer virtudes y tolerar defectos,
tener alegrías y saber compartirlas
y ser solidarios en todo momento.

En nuestro deporte y también en la vida hace falta apoyo.
¿Y dónde está el apoyo?... Está en los amigos,
a los que no encontramos sólo en el trabajo,
o cruzando la calle o en la cola del banco,
...es más fácil verlos en canchas de rugby.
El rugby, que es un juego de guerra, nos prepara para la lucha de la vida, que es más seria. Promoviendo nuestro deporte y estos valores vamos conseguir incorporar a la sociedad individuos preparados para el trabajo colectivo, solidarios y esforzados, respetuosos de la Constitución y las leyes, acostumbrados al consenso, tolerantes con las diferencias y concientes de la importancia de transformarse en difusores de estos valores para que en nuestros grandes campos de juego que son la Nación y la Provincia, que es en donde nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos van a continuar viviendo y jugando éste u otros deportes, progresen y se posibilite para todos una vida mejor.

En nuestro deporte es muy importante el tercer tiempo, donde nos sentamos con nuestros amigos que fueron lúdicamente nuestros circunstanciales adversarios, compartimos un vaso de cerveza o gaseosa con los que minutos antes habían chocado con nosotros, compartimos bromas con amigos a los que prometemos pisar en el próximo partido pero con los que al encontrarnos nos abrazamos con la alegría del encuentro, un encuentro que está lleno de afecto.
Como me dijo un gran amigo, el “Trompa” Arturo Rodríguez Jurado: “en el rugby no hay nuevos amigos, en el rugby los amigos son de toda la vida”.
La poesía termina así:

Y aquí, en el tercer tiempo, que es tiempo de amigos,
aquí es donde más podemos disfrutarlos...
Y por eso ahora, amigos y hermanos,
levanto mi copa y con ella brindo:
por la vida y la amistad,
por la lucha y los dolores,
por el juego y la alegría,
por el rugby y los amores.
¡Salud!