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viernes, 12 de noviembre de 2010

Falta competencia, el déficit que persigue a Los Pumas - por Claudio Leveroni

El seleccionado argentino afronta la segunda ventana internacional sabiendo que llegará, en el 2011, a Nueva Zelanda dando enormes ventajas.
El Mundial esta muy cerca. Apenas diez meses nos separan del gran evento y Los Pumas encaran el último tramo de su preparación con una famélica agenda de competencias. Se trata de una ventaja enorme que continúa ofreciendo nuestro seleccionado que, por distintos motivos, no ha podido asumir un fixture mucho más nutrido que le permita al cuerpo técnico trabajar con mayor comodidad para amalgamar las distintas generaciones que se van incorporando al plantel nacional.
Los Pumas ingresarán esta tarde al estadio Marcantonio Bentegodi de Verona, con tan solo tres partidos como antecedentes del año. Italia, en cambio, lleva siete. La misma diferencia, o aún mayor, se encontrarán ante Francia e Irlanda, los otros dos rivales de la gira europea. Argentina sumará al final del 2010 tan solo seis partidos internacionales, la misma cantidad que tuvo en el 2009. Doce test en dos años es menos de lo que disputan cualquiera de las tres grandes potencias del Hemisferio Sur, con quienes Los Pumas competirán a partir de 2012, en un solo año. Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda suman entre 13 y 15 encuentros anuales.
Lo paradójico de esta situación es que se la empeoró con el correr del tiempo. Si tomamos como referencia el ciclo de Marcelo Loffreda previo a Francia 2007, notaremos una enorme diferencia con el actual proceso que encabeza Phelan. Antes del inolvidable partido inaugural en París, con el que Argentina sorprendió al mundo del rugby al superar a los locales, Los Pumas disputaron 17 partidos en los 15 meses anteriores. Fueron tres ante Gales, dos frente a Irlanda, Italia y Chile; uno con Inglaterra, Francia, Uruguay, Nueva Zelanda, Barbarians franceses, Bélgica XV, Northampton y Leicester. El panorama para Phelan es bien distinto. En el mejor de los casos podrá sumar solamente diez partidos en el mismo período. A los seis que corresponden a las dos ventanas del 2010, hay posibilidad de ubicar cuatro más que aún buscan acomodarse para el año entrante. En febrero, aprovechando el Seis Naciones, Phelan intentará tener a los jugadores para una concentración que incluya un cotejo ante clubes. En mayo ya esta en carpeta un choque con los Barbarians Británicos y en junio otro con los Barbarians franceses. El cuarto y último encuentro ya fue acordado para agosto frente a Gales, con la idea de continuar desde Cardiff rumbo a Nueva Zelanda y llegar unos diez días antes del debut ante Inglaterra que será el 10 de septiembre. Esos siete cotejos menos que tendrá el ciclo Phelan en relación al de Loffreda como previo al mundial, representan un enorme  déficit ante rivales que no otorgan ventajas similares.
Argentina se presentará en Nueva Zelanda 2011 siendo, entre los 12 mejores del mundo, el seleccionado con menor cantidad de competencia internacional. Increíblemente, esto sucede al tiempo de saber que comenzará a competir, al año siguiente, en el torneo más competitivo del mundo como es el, ahora rebautizado, Cuatro Naciones.


Las historias que yo cuento - Las giras del Rugby - Por Marcelo Mariosa



Cuando escribo ésto algunos muchos amigos lectores de éstas líneas estarán en Ezeiza (aeropuerto internacional Pistarini) a punto de subir a un avión que los llevará a las tierras de los Springboks.


Me los imagino, tal como yo lo he vivido, intensos y muertos de risa, bromeando y sacándose fotos, conversando con cuanta mujer pase cerca con cualquier excusa y hasta probablemente interceptando al piloto para proponerle alguna barbaridad. Cuando uno sale de gira de rugby, sin importar la edad, la adrenalina fluye a máxima velocidad, recuerda giras de "jóvenes" y trata de adecuarse a la circunstancia del documento ... pero sólo un poco. Para algunos quizá sea su primera gira internacional y si me permiten, es probable que por fin entiendan lo que significa irse de "vacaciones de rugby" con un montón de amigos. Inolvidable. 

Hace ya algunos años, en ocasión de una invitación del seleccionado de rugby de la República Oriental del Uruguay (Los Teros), fuimos a jugar un par de partidos junto con otro equipo porteño, tanto como para hacerles de sparring a los chinos de enfrente que estaban preparándose para un campeonato sudamericano (del cual no voy a decir el año para que no sepan que camino la mitad de mi vida teórica). 

Fue hace tantos años que la manera de ir a Montevideo era el Vapor de la Carrera que viajaba toda la noche y tenía dormitorios donde 25 jugadores de mi club (más los 5 dirigentes de turno) tratamos de dormir en aquella noche de Viernes para Sábado, pero fue una tarea casi imposible, fue una noche corrida. Los muchachos del otro club, más "guitudos", viajaron en avión el sábado a la mañana. 

Poco voy a contar de los partidos de rugby que nos vieron vencedores a ambos equipos argentinos, pero hay que contar las otras cosas que pueden pasar en una gira de rugby. La primera es que hacía bastante calor, con lo que todo el mundo tomó bastante cerveza Pilsen y con ese combustible, nos íbamos subiendo a las mesas que el Carrasco Polo tiene en sus quinchados, donde se realizaba el tercer tiempo, para cantar viejas canciones de rugby. Y así como subíamos se iban deshaciendo las mesas debajo de nuestros pies. Cuando no quedaron mesas, nos subíamos a los bancos con idéntico destino.

 A los gritos por el barrio de Carrasco, a las risas por todos los rincones, también tuve un amor fugaz con una muy bella niña que terminó abruptamente en su casa y no por culpa del alcohol, pero eso se los cuento otro día. Sí puedo decir que nuestro hogar por dos días fue el Casino Carrasco y creo que inmediatamente después de nuestro paso, lo cerraron hasta hoy. A veces, cuando voy a Carrasco, lugar que me encanta, me da cierta vergüenza que alguno se acuerde lo que ocurrió hace ya 25 años. Y la verdad, fue tan divertido que merece un festejo recordatorio, asi que los dejo para mandar un mail a todos mis amigos presentes en el viaje para juntarnos a recordar lo vivido en esa gira, cosa que repetimos varias veces por año, sin cansarnos de contar una y otra vez las anécdotas del viaje, para volver a reírnos, cada vez, y como nos reiremos por años, contando las cosas que sin duda sucedieron, algunas que no pasaron y algunas otras que podrían haber ocurrido. 

El rugby es una religión donde la amistad es el credo principal. Y si tienen dudas, miren quiénes están cerca cuando nos pasan las cosas. Un abrazo