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viernes, 29 de octubre de 2010

Un salto cuantitativo y cualitativo - Por Claudio Leveroni


La Plata demostró que, con horarios adecuados, puede ser una gran sede para las finales. El público y los jugadores respondieron, ahora falta que la dirigencia se ponga de acuerdo.

Extraordinario final social y deportivo tuvo el Top 14. El gran encuentro que ofrecieron SIC y La Plata, como epílogo de la temporada, fue acompañado por casi 13 mil personas ratificando que la sede elegida para la final, sumado al horario vespertino que la URBA definió a último momento, fueran aciertos que permitieron una mayor cantidad de gente apreciando un gran espectáculo con las comodidades necesarias. Merecido entonces que el año próximo La Plata vuelva a repetirse en las tres jornadas finales.

En cualquier orden de la vida el inalcanzable rumbo hacia la perfección, planteado como una utopía, requiere de paciencia, tolerancia y fundamentalmente sabiduría para saber los caminos que hay que tomar. La gestión que encabezó en los últimos años Néstor Galán al frente de la URBA deja aciertos y errores que son necesarios identificar para ratificar o corregir a partir de diciembre, cuando una nueva conducción política se haga cargo de la Unión. Entre los primeros debemos, indudablemente, colocar la voluntad que hubo en insistir con una sede rotativa para el tramo final de un torneo que seguramente en el futuro necesitará de modificaciones en su estructura competitiva. La saludable idea de saber que ese privilegio se puede instalar en un club de la Zona Norte, de la Zona Sur o de cualquier otra región que abarca la Unión más importante del país, habla de un proceso de apertura que no debe abortarse para permitir, en esa rotación, una mayor expansión de la pasión que genera el rugby.

Como parte del débito pendiente queda aún saldar el debate que coloca en el centro de la escena el interrogante de como abordar el profesionalismo a nivel de selecciones nacionales. El tema acarrea profundas divisiones en la URBA, para colmo no son pocos los dirigentes que lo entremezclan para saldar cuentas personales por antiguas rencillas, dejando a los jugadores en una situación de lamentable jaque. Cierto también es que, en este punto, la UAR debe asumir su tarea propia y enmendar errores que no debieran repetirse como la convocatoria, para la gira de Los Jaguares a Rusia, de jugadores que estaban en planteles de clubes que definían el Top 14. Fue una provocación innecesaria que debería haberse evitado. Menos se comprende esta convocatoria si tenemos en cuenta que Los Pumas debieron suspender el amistoso ante Barbarians, que abría el 6 de noviembre en Francia la serie de encuentros por tierras europeas, por no poder contar con los jugadores que se desempeñan profesionalmente en ese país. Entre tanto debate inconcluso es bueno encontrarse con la respuesta que dio la gente y los jugadores el último fin de semana en La Plata. El rugby esta vivo y crece, la dirigencia debería estar a la altura de las circunstancias.