Desde que el hombre es hombre ha estado sometido a movimientos demograficos sustentados en la promesa del paraiso terrenal. y mas, en una epoca como la nuestra globalizada y gorbenada por los gurus de la exactitud, deseosos de la profesionalizacion unidireccional y de profesionales cualificados.
Por eso, me sorprendo cada vez que oigo hablar de los problemas del rugby profesional o semiprofesional. De la perdida de los valores del rugby y del poco amor del jugador a los colores. Asi como del juego ratonero y resultadista.
No nos engañemos. Esto lo sabiamos. Esto no es algo nuevo.
La dinamica de profesionalizacion hace que los jugadores intenten sacar el mayor partido al breve espacio en el que pueden estar en la elite. Los equipos intentan llegar a lo mas alto con todos los medios posibles, normalmente a golpe de talonario. y los espectadores nos perdemos entre lo que queremos y lo que nos gustaria.
El rugby de alto nivel ya no es, al menos en principio, eso que siempre hemos predicado. Ahora, los gurus de las estadisticas, del marketing y de la direccion empresarial lo mueven, lo dirigen hacia donde ellos consideran que sera mas rentable. economicamente claro. Asi nos encontramos con una IRB que regulariza las normas de juego de acuerdo con la television de turno. Con unas directivas que comienzan a pensar en eso de vender camisetas y en unos jugadores que tienen que mirar mucho mas que a un tipo que intenta placarle.
No nos llevemos las manos a la cabeza, esta situacion, por anomala (dentro del rugby y sus preceptos) no es aislada. ya que haciendo un pequeño simil, ahora no encontramos al doctor del pueblo de nuestros abuelos que domina diversas especialidades y sana por un pingúe capital, un par de huevos y un kilo de tomates.
Esto tampoco es malo si se hace con el debido respeto y con las precauciones oportunas. Se puede profesionalizar el rugby, se puede especializar las necesidades del deporte, pero siempre manteniendo la esencia del mismo.
Nosotros como jugadores, padres, entrenadores o aficionados, debemos seguir manteniendo el espiritu de compañerismo, de trabajo, de honestidad, integridad y respeto que antes nos enseñaron otros.
Debemos transmitir esos valores a nuestros niños y a los que nos acompañan cuando vemos un partido desde la grada o en un bar.
Debemos exigirles a nuestros equipos que inviertan en cantera. ya que la cantera es la que hace grande a los equipos. No los cheques, ya que estos ultimos pueden desaparecer, pero nuestros niños siempre estaran ahi.
Nosotros somos la clave del mercado, sin nosotros, espectadores, no hay rugby y nosotros somos los que debemos decir que es lo que nos gusta que nos vendan.
Nosotros, como personas, no debemos poner en aprietos a los jugadores que intentan ganarse el pan mas allá de los pirineos. Es logico y comprensible que el jugador de turno que consigue un contrato de un año en un equipo de alto nivel renuncie a una concentracion de una semana con la seleccion nacional porque sabe que a su regreso habra perdido su plaza con el jugador que se esta disputando la posicion en su club, y pondra en peligro su contrato. Quizas en vez de criticar se deberia bonificar a los clubes de origen la asistencia de estos jugadores al combinado nacional.
El rugby sigue siendo el mismo, los que no somos los mismos somos nosotros ni el entorno que nos rodea.
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